Los argumentos son proposiciones que tienen como función sustentar y apoyar lo afirmado en una tesis con el fin de convencer a alguien sobre algún tema. Así, los argumentos cumplen con tres funciones principales: sustentar (encontrar causas que ratifiquen una idea), convencer (persuadir a alguien) y evaluar (permitir indagar y evaluar alternativas para elegir la mejor).
Pero la opinión no es igual a la argumentación, ya que la primera es abiertamente interesada, subjetiva y personal, porque busca un interés y beneficio a quien la formula, apoyándose así en la necesidad personal.
El dar argumentos necesita de la exigencia del pensamiento, el cual puede ser deductivo (se aplican leyes generales a situaciones particulares) o inductivos (se generaliza a partir de una situación particular).
Las características principales de la argumentación son: ésta es ramificada y multidimensional, argumentar implica la presencia de conflicto, toda argumentación es probabilística (presenta grados de verdad), es el medio de acceder a la verdad y se puede recurrir a fenómenos de la naturaleza, tiempos y espacios diversos.
Las diferentes clases de argumentos son los casuales (motivos que llevan a que se produzca lo afirmado sustentando las causas), empíricos (ejemplifican lo afirmado), analógicos (recurren de un ejemplo específico a otro), de autoridad (recurren a una fuente bien informada e imparcial) y deductivos (recurren a una ley general para apoyar un caso en particular).
